En La Voz de Galicia encontramos diversas referencias a los Caminos maragatos en las provincias de la Galicia Oriental, siendo la más antigua de 1981 (31 de marzo), en la que Manuel Cardenal menciona que “Hasta la Cruz de Otero se llega desde Quiroga por carretera asfaltada y desde allí se puede utilizar para la ascensión la ruta, de la que en pasados siglos se servían los maragatos tenderos ambulantes, en su comercio de trueque o intercambio con Caurel y Quiroga”.

El 17.07.1994, Carlos García Bayón, hablando de los maragatos, explica que “Fue pueblo trashumante y comercial. Cada primavera ascendiendo por O Cebreiro, ruta jacobea, negociaba en Galicia harinas, lanas, mantas, embutidos, aceites. Llegaban en ruidosos carromatos arrastrados por recuas de mulas enjaezadas. Eran gentes de ética rigurosa que alcanzaron a ser emisarios reales  portadores de los oros de las Indias. Usaban bombachas, polainas, chaleco y faja rojos. Y gran sombrero de borlas". 

Referido a la provincia de Ourense, la edición de Valdeorras de La Voz, con el título de “Roblido, un pueblo situado en los montes de Cereixido”, el 11 de mayo de 1997, describe: “Encontraremos el pueblo de Roblido, una vez superadas las dificultades de As Pedreiras, al resguardo de las sierras de la Fonte da Trave y Los Tres Frailes. El núcleo se emplaza en torno a la plaza hoy llamada «de Galicia» y antiguamente «do Arrieiro», en recuerdo de aquellos sufridos hombres dedicados a esa profesión y casi siempre maragatos o astorganos que traficaban con toda clase de mercadurías. Ayudados por recuas de caballos llevaban vino, pescado y telas para Castilla y traían aceite, grano y otros materiales hacia Galicia. Son varias las calles que conforman el pueblo de Roblido, algunas con nombres tan curiosos como Quebracús (Rompe culos), O Deserto, A Fragua, O Penedo, San Xoán o Arrabaldo do fondo do lugar. Esta última nomenclatura debe de hacer alusión a algunas casas dispersas  aisladas que antaño estarían situadas fuera del casco urbano en el que residía la mayoría de los vecinos".

En crónica de Maite Rodríguez desde Celanova (Ourense), sobre “Caminos históricos”, el 23 de enero de 1999 informa que “los nacionalistas consideran que las vías romanas, los caminos medievales, los caminos reales, las rutas jacobeas o los caminos  de maragatos e arrieiros tuvieron un papel importante en la historia como vertebradores de la economía gallega. Según el Bng este papel puede ser recuperado si se restaura y se pone en valor el patrimonio cultural que está en contacto con los caminos”, y en el mismo diario, el 25 de marzo de 1999 se afirma que “caminos castrexos, vías romanas,  caminos medievales, caminos reales, caminos de maragatos y de arrieros esperan además una adecuada protección”.

Pero, independientemente de que la entrada principal en la provincia de Lugo pudiese ser por Pedrafita, recibimos especiales referencias a dos de estos Caminos que salvaban la difícil barrera de los montes orientales de la provincia: la referida al camino que pasaba por A Fonsagrada, que se abordará en el capítulo dedicado a los Maragatos en la provincia de Lugo, y el “Camino Santo”.

 

El “Camino Santo” de Galicia
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La profesora e investigadora María José Gómez Alvite ha investigado exhaustivamente la gran ruta hacia Compostela que, con el nombre de “Camino santo”, fue acceso principal desde las tierras de León hacia el centro de Galicia. Además de su denominación principal, era conocido como el “Camino de los Maragatos” y otros nombres relativos a hitos o etapas, como “de Monforte”, “de Coruña” o “de Pambre”.

Informa Gómez Alvite que,“después de la caída del Imperio Romano y durante toda la Edad Media, la conservación de un camino se debía a motivos comerciales (ferias, mercados…) o religiosos, dándose en el Camino Santo las dos razones: ser ruta de tránsito de comercio y ruta de peregrinación”. Afectaba este camino a los municipios de Pedrafita do Cebreiro, O Courel, O Incio, Bóveda, Saviñao, Taboada, Monterroso, Palas de Rei y Melide, entrando por O Cebreiro, con diversas variantes en su trazado.

Seguimos a la profesora que informa que “las vías de peregrinación a Compostela desde su inicio no traían sólo a personas que querían manifestar sus ánsias espirituales ante un sepulcro, traían también a los que cumplían penas impuestas por las autoridades civiles y religiosas, a los que venían a satisfacer una promesa… y con estas gentes se introducen también mercancias, ideas o pautas culturales”,  y mientras los peregrinos dormían en iglesias, capillas o albergues, “los viajeros que comerciaban con mercancías se hospedaban en ventas o posadas, que durante el Antiguo Régimen eran de monopolio real”, teniendo noticia de las de Castelo, Vilameñe,  Meixonfrío y Devesa de Elfe, entre otras.                       

María José Gómez Alvite

 

Punto destacado de esta ruta es la actual villa de Monterroso (importante enclave por la feira que aquí se celebra desde como mínimo el siglo XIII), residencia y centro de la investigación de nuestra informante, que indica que “desde el siglo XVI muchos de los caminos que sobrevivieron por causa de la peregrinación, comienzan a llamarse reales, y a ser empleados principalmente por los arrieros, entre los que destacan los maragatos, a los que – durante el Antiguo Régimen y hasta bien entrado el siglo XX - podríamos denominar profesionales de los caminos, que viajaban con sus recuas transportando mercancías y fueron los últimos usuarios de esta vìa hasta que acabó en el más crúel de los olvidos”.

El Progreso, 28/10/2022

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Concluye señalando que “con la mecanización del trabajo y el acondicionamiento de rutas de peregrinación sobre las vías con más recursos, estos caminos caen en desuso y son abandonados a su serte, lo que motivó que algunos de sus tramos fueran destruídos para ser incorporados a fincas particulares como acontece en Laxe (Palas de Rei), por exemplo. El camino que cuenta con una mayor infraestructura es el que sobrevive, como por ejemplo con el tramo del Camino de Pambre en la comarca de A Ulloa que durante el Antiguo Régimen era apto para caballerías, las recuas de los arrieros y aún para los carros, a pesar de la orografía y la carencia de un firme estructurado y en buen estado. La presencia de infraestructuras como los puentes determina el futuro de un camino. En el caso que nos ocupa, Puente Trasmil y Puente Pambre contribuyeron a que el camino permaneciera inalterado a lo largo de los siglos”.
  

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