La primera generación de los Maragatos de la Puerta Toledana, abuelos de los actuales, se establecieron primero frente a la Puerta San Pedro, fuera de murallas, para allí poder comercial libremente sin tener que pagar los fielatos, uno de los cuales estaba precisamente situado en esta Puerta.
TOMÁS PÉREZ CARRO (que falleció en Lugo en 1914) y su esposa VICENTA GARCÍA CARRO (fallecida en 1944) se cree llegaron a Lugo en 1880 procedentes de Santa Colomba de Somoza, en la Maragatería, aunque como quiera que el matrimonio se celebró el 3 de febrero de 1883, hay que suponer que Tomás se vino solo y, una vez afianzado en Lugo, se casó en Santa Colomba de Somoza y entonces su mujer le acompañó a esa ciudad.
Tomás Pérez Carro, óleo de María del Carmen Pérez-Carro
La segunda generación la conformaron sus tres hijos, de los que sólo sobrevivió el menor, Tomás:
- CARMEN PÉREZ-CARRO GARCÍA que casa con TOMÁS CARRO, también maragato, en 1913, y fallecería sin descendencia en 1944.
- MARÍA DOLORES PÉREZ-CARRO GARCÍA, que fallecería en 1911.
- TOMÁS PÉREZ-CARRO GARCÍA, nacido en 1895, Falleció el 19 de abril de 1981. Se casó en 1932 con MARÍA DOLORES GARCÍA CRESPO, nacida en 1905, de familia maragata residente en A Coruña.
Carmen y Tomás
Del matrimonio PÉREZ-CARRO GARCÍA-GARCÍA CRESPO nacieron cinco hijos, que conforman la tercera generación:
- MARÍA DOLORES (1934), fallecida en1992.
- JOSÉ (1936), fallecido en 1916, casado con Gabriela Fole Nieto.
- ANDRÉS (1936), casado con Adela Ríos Panisse
- VICENTE (1938), casado con María Isabel López-Acuña López, fallecida en 2020.
- MARÍA DEL CARMEN PÉREZ-CARRO GARCÍA (1942).
María Dolores, Licenciada en Económicas, fue Delegada en Lugo del Patronato Nacional de Protección de Menores; José, estuvo dedicado a los negocios de la familia; Andrés, Cardiólogo de la Seguridad Social, en la actualidad jubilado; Vicente, abogado, fue Asesor Jurídico del Concello de Lugo y María del Carmen, Licenciada en Ciencias Políticas y en Derecho, Graduada en Magisterio con la carrera elemental de piano, abandonó todas estas actividades para dedicarse en exclusiva al negocio familiar de la calle de San Pedro para regir la más original y emblemática tienda de la capital lucense.
