Comercio de referencia
Desde niño conozco el comercio de cordelería situado justo a la entrada de la ciudad amurallada de Lugo por su puerta de San Pedro, por ser la puerta por la que durante mi infancia entraba con mis padres tras bajarnos del autobús regular en nuestros viajes desde la aldea.
Fue para mis padres el comercio de referencia al que acudían asiduamente en sus visitas a la ciudad para adquirir mercancías y algunos alimentos necesarios en una casa de labradores; albergo el grato recuerdo de que mis padres y yo siempre fuimos atendidos con cercanía y eficacia, porque eran sus dueños quienes nos atendían y explicaban cómo acertar en la compra y en cómo emplear lo adquirido.
Las mercancías no estaban acompañadas de “manual o folleto de instrucciones”, ni era necesario en razón al asesoramiento con que eran vendidas.
El comercio tenía el atractivo de la importante variedad de materiales, muchos de ellos sin competencia, pero, sobre todo por esa actitud de quienes le regentaron, singularizados en don Tomás Pérez-Carro y, tras fallecer este, en su hija María Carmen Pérez Carro, que ejerce igual espíritu de cercanía al cliente y de dotes para acertar en sus consejos sobre cuál mercancía adquirir y sobre cómo sacarle rendimiento en su empleo.
Es frecuente acudir al comercio sin saber qué mercancía podría resultar idónea para un caso concreto, y salir de él con aquella que acertó a aconsejar María Carmen, después de escuchar al cliente la exposición de su problema o situación.