En la juventud de la madurez
A menudo me gusta destacar lo acogedor que es Lugo con los nuevos vecinos. Creo que esto fue lo que ocurrió cuando en el último tercio del siglo XIX llega a nuestra ciudad Tomás Pérez Carro desde La Maragatería y se establece en donde hoy continúa el comercio que llamamos de los maragatos, enseguida se encuentran totalmente integrados en la sociedad lucense y con un notable éxito.
Pero los cambios que se están produciendo en los finales del siglo XIX, hace que no sean los únicos comerciantes que vienen a establecerse en Lugo. Como ejemplo tenemos a Liborio Revilla, a la sazón tatarabuelo de mis hijas, que proviniendo de Castilla establece su negocio de ferretería y armería situándolo al fondo de la Plaza de Santo Domingo. Los jóvenes entrados en años recién jubilados y los que nos jubilaremos en esta década, seguro que recordamos su escaparate lleno de pollitos bajo una bombilla que los mantenía calientes.
Estos nuevos vecinos, sin duda imprimen una nueva impronta al comercio de la ciudad, el éxito que obtienen así nos lo indica. Ambos son lo que hoy llamaríamos emprendedores, me consta que tuvieron algún negocio en común; al menos durante unos años de principios del siglo XX participan como socios en una fábrica de pasta “italiana” y de chocolate que desde Lugo tratan de expandir.
Hoy la actual propietaria de la cordelería mantiene una tienda tradicional. Al entrar te hará pensar en el pasado, pero en ningún caso es antigua, a mi me gustaría calificarla de singular, entrañable y eficiente. Nunca he ido sin salir con lo que buscaba y no hace mucho que precisé de sus servicios.
Cualquier lucense de distintas generaciones tiene vigentes recuerdos de este comercio y como ejemplo recurro al de mis hijas, que con cariño me describen como iban a comprar las cuerdas para jugar a la comba al fondo de la Plaza Mayor. Así que mi agradecimiento a la nieta de los fundadores por, a pesar de estar en la juventud de la madurez, mantener vivo ese trozo de la historia de Lugo y tener la fuerza de seguir innovando para conservar otros patrimonios.