Recuerdos de los Maragatos
No sé si tuvo un nombre oficial, pero lo que sí es cierto es que todo Lugo conoce su tienda como “la de los Maragatos”. Para mí constituye un recuerdo inolvidable de mi niñez, cuando pasaba por delante del comercio venido de San Roque, donde nací, para ir “dentro de Lugo”, como decía mi abuela, refiriéndose a entrar dentro de murallas.
Tengo que reconocer que muchas veces detenía mi andadura para quedarme absorto delante del escaparate de los Maragatos, un desorden ordenado, lleno de cuerdas de toda estirpe, bastones o corchos, aunque lo mejor se guardaba dentro del establecimiento: sus quesos “de Castilla”, como se les llama aquí, siempre de primera calidad.
Eran los herederos de don Tomás Pérez Carro, un maragato que venía con sus mercancías a Lugo, especialmente vino y quesos, como hacían otros vecinos suyos, pero que decidió afincarse en nuestra ciudad y aquí creó un hogar, y una tienda que afortunadamente pervive en el tiempo.
Aún hoy, cuando paso por la calle San Pedro, echo un vistazo al escaparate de los Maragatos y vuelvo atrás en el tiempo, mientras se deja escuchar a la hija de don Tomás, que regenta la tienda, interpretando una melodía al piano, su gran afición.